PRESENTACIÓN
DEL DECÁLOGO DE LA FACULTAD INVISIBLE
Decimos que la Universidad pública es uno de los pilares del Estado del bienestar y una institución clave para el desarrollo económico y social. Es verdad. También lo es que la Universidad va mucho más allá de un entorno heredado de crecimiento y aprendizaje. La Universidad forja profesionales pero, sobre todo, forja ciudadanos. Ciudadanos intelectualmente ricos, críticamente formados, preparados para afrontar los desafíos de la sociedad del mañana. Resulta, por tanto, esencial que cuidemos de ella, que velemos por su salud y que nos aseguremos de mejorarla antes de pasarla a manos de las siguientes generaciones. Con ese objetivo en mente trabaja La Facultad Invisible, una asociación sin ánimo de lucro ni filiaciones políticas fundada por Premios Nacionales de Fin de Carrera.
¿Cuál es el diagnóstico de la Universidad española, doctor? Convaleciente. Y es que más allá de los rankings, numerosos aspectos estructurales ponen en jaque al sistema universitario, deteriorando la calidad de la investigación y la docencia, dificultando el acceso universal a la educación superior y empobreciendo su competitividad a nivel internacional. En La Facultad Invisible, tras un análisis detallado de los distintos factores que afectan a departamentos, escuelas y facultades; tras una comparación exhaustiva con instituciones análogas de países vecinos; y tras mucho –quizás demasiado– debate, estamos listos para presentar al mundo nuestro más esperado retoño: el Decálogo. En él hemos intentado compendiar, sintetizar y desbrozar los principales problemas que aquejan a la Universidad pública de nuestro país. No somos ingenuos. Sabemos que la lista que ofrecemos es extremadamente ambiciosa. Sabemos que nuestra capacidad de alcance es más que limitada y que apenas lograremos arreglar alguno de estos asuntos. Sin embargo, también sabemos que nos jugamos demasiado como para no intentarlo.
El Decálogo, a pesar de su nombre, no ha nacido con vocación de ser tallado en piedra. El Decálogo es cambiable, es discutible, es maleable, es opinable, es mejorable. El Decálogo no es un estudio científico. El Decálogo es el fruto de nuestro análisis pero, más que nada, el Decálogo somos nosotros, es el reflejo de nuestras vivas preocupaciones. El Decálogo es un punto de partida, no un puerto de llegada. El Decálogo es un vade (camina) mecum (conmigo) que plantea problemas e intenta apuntar hacia posibles soluciones. A eso te invitamos, lector, profesor, alumno, científico, político, doctor, periodista, padre, madre, o amigo, a que camines con nosotros. Y a ver a dónde llegamos.
NUESTRO DECÁLOGO
- Configuración de planes de estudio enfocados al largo plazo, que fomenten el espíritu crítico y atiendan a las necesidades sociales más allá de las demandas del mercado o tendencias no suficientemente testadas.
- Formación pedagógica inicial y continuada del profesorado. Seguimiento de la calidad de la enseñanza y reconocimiento apropiado de su valor entre los méritos curriculares de los docentes.
- Corrección del diseño de la carrera académica a fin de mitigar su actual inestabilidad.
- Selección, y posterior retención con incentivos, del personal docente e investigador más cualificado, tanto nacional como extranjero.
- Incremento de la partida presupuestaria destinada a educación para dotar de medios suficientes a una investigación y docencia de calidad, así como para financiar un sistema de becas garante de la igualdad de oportunidades.
- Reforma de la burocracia hacia un modelo más eficiente –que evite el derroche de tiempo y recursos– con un calendario estable de plazos en convocatorias y tramitaciones.
- Transferencia efectiva de los resultados científicos y mayor colaboración con empresas y otras entidades, como las ONG y los centros extranjeros.
- Mayor divulgación de la actividad científica española para concienciar a la sociedad de su relevancia a nivel mundial.
- Reconocimiento de la misión social como la tercera función de la Universidad junto a docencia e investigación.
- Refuerzo de la autonomía universitaria, en especial a la hora de contratar, estabilizar y despedir al personal docente e investigador.
